La tortuga gigante de Santiago (Chelonoidis darwini), es una especie de tortuga de la familia Testudinidae, endémica de una de las islas que componen el archipiélago de las islas Galápagos, perteneciente a Ecuador. Integra el complejo de especies denominado: Complejo Chelonoidis nigra.
Distribución
Es una especie endémica del centro-oeste de la isla Santiago o San Salvador, en el archipiélago de las islas Galápagos. Esta isla posee una superficie de 585 km² y una altura máxima de 907 msnm. Una numerosa población de cabras y cerdos salvajes han causado gran daño a la flora y fauna endémicas.
Características
El caparazón va del gris al negro, y es de forma intermedia.
Alimentación
Se alimenta de frutos silvestres, gramíneas, y cactáceas.
Reproducción
La mayoría de los nidos y las crías son destruidos por los jabalíes introducidos. Algunos nidos están protegidos ahora por los corales de lava y desde el año 1970 numerosos huevos han sido transportados a la estación científica Charles Darwin para su incubación y cría. Programas para la protección de nidos de los jabalíes han sido exitosos.
Etimología
El nombre de la especie fue dedicado al naturalista inglés Charles Darwin, quien hizo al archipiélago famoso en todo el mundo, pues sus observaciones en él fueron determinantes en la formulación de su teoría de la evolución por el proceso de selección natural de todas las especies de seres vivos.
Población sobreviviente
La cantidad de ejemplares con que cuenta la especie es de 1.165 individuos, aunque el índice de masculinidad está fuertemente desequilibrado a favor de los machos.
Conservación
Para la IUCN es una especie «En Peligro». Las islas Galápagos fueron declaradas parque nacional en 1959, protegiendo así el 97,5 % de la superficie terrestre del archipiélago. El área restante es ocupada por asentamientos humanos que ya existían al tiempo de la declaratoria, los que poseen 25.000 habitantes. Un fuerte sesgo masculino en su población impide una recuperación rápida de la especie. Gran número de tortugas de esta especie fueron colectadas de la isla en el siglo XIX por los buques balleneros. Las cabras introducidas transformaron las tierras bajas costeras en desiertos, restringiendo a las tortugas remanentes hacia el interior.