Descripción[]
Ellos miden y pesan más que ellas: El Lobo Marino macho puede sobrepasar los dos metros y los 300 kilogramos; la hembra, por su parte, alcanza los 80 kilogramos, como mucho, y puede llegar a medir 1,7 metros. Los Lobos y leones marinos pertenecen al grupo de los otáridos, por lo que una de las características distintivas es que tienen orejas. Su medio principal de locomoción son las aletas delanteras, lo cual les distingue de las focas. Cuando se trata de alimentarse, se adentran mar adentro sin despeinarse. De hecho, son capaces de nadar hasta 180 kilómetros, y de sumergirse a 200 metros de la superficie, permaneciendo bajo el agua más de siete minutos. El Lobo marino es de pelaje gris o negro, muy denso en la capa inferior (poseen varias capas de pelo). En la edad adulta difieren de tonalidad, dependiendo de si son machos o hembras: los primeros tienden al gris oscuro, las segundas presentan un colorido variable que va del marrón más o menos claro al gris.
Alimentación[]
Los lobos marinos basan su alimentación, fundamentalmente, en la captura de calamares, pulpos y peces.
Reprodución[]
Suelen criar en pequeñas islas de las costas rocosas, si bien existen colonias muy grandes en las costas continentales y en playas de arena. Hasta allí se desplazan como avanzadilla los machos, con la finalidad de luchar por el territorio y asegurar su reproducción. La temporada de cría tiene lugar de noviembre a diciembre, y la gestación dura casi un año. Las crías nacen con un tupido pelaje negro que mudan entre febrero y mayo, al tiempo que las madres las cuidan durante los siguientes meses (de ocho a 18, aunque en la subespecie australiana la crianza puede durar hasta tres años).
Curiosidades[]
Hay dos subespecies dentro de esta especie: el Lobo marino del Cabo y el Lobo marino australiano. Ambas comparten un hecho: tradicionalmente han sido explotadas por su piel y por los genitales de los machos, muy apreciados en la medicina alternativa oriental.